martes, 5 de febrero de 2013

LA ENSEÑANZA, EN HUELGA

"NO PRONUNCIA BIEN"

Los profesores tratan estos días de que se les escuche. Se está a punto de aprobar una Ley de Educación que les preocupa porque rompe la igualdad de todos los españoles respecto a su derecho a la educación.
Una profesora explicaba en una reciente charla que a un niño con una capacidad auditiva del 50 por ciento podría suspendérsele porque se valorara que "no pronuncia bien". Eso me impresionó: ¿cómo podría no tenerse en cuenta su capacidad y su esfuerzo?, ¿cómo no considerar su evolución?
Noté preocupados a los profesores, profesores de la pública que trabajan en los barrios de Madrid más castigados por el paro y con el mayor absentismo escolar. Preocupados por no tener interlocutor a quien transmitirle que el hecho de sumar alumnos en cada aula supondrá que los estudiantes tengan menos atención. Y también por los límites de su capacidad y su decisión con una Ley en la que no aparece ni una vez la palabra Pedagogía pero sí muchas veces la palabra competitividad.
Señor Wert, por qué no va a los colegios de Villaverde, Usera, Vallecas, San Blas o Vicálvaro. Esa es su materia principal: la enseñanza pública, la única disponible para la mayoría. Por favor, hágalo y fíjese en la capacidad no vaya a ser que un día, como aquel, se suspenda a un alumno que oye un 50 por ciento porque "no pronuncia bien". Y su ley lo excluya.



…Y EL DESPRECIO AL PROFESORADO
Se ha instalado una nueva costumbre entre nosotros: criticar al profesor como causa de todos los males de los estudiantes. Parece algo clásico; sin embargo, muchos recordamos el respeto a los profesores, por su sabiduría y por su generosidad para conseguir el aprendizaje en los demás.
Esta derecha ha criticado públicamente a los profesores -Esperanza Aguirre- y ha creado desigualdades entre ellos: los nativos no pasarán una oposición como tampoco lo hacen los profesores de religión. Además se les ha bajado el sueldo -a los de religión, no-, se han aumentado sus horas de clase y se les ha añadido alumnos por clase. A todo esto, ni se les ha consultado la Ley Wert, a ellos que son precisamente quienes saben si los alumnos que necesitan apoyo deben repetir o si hacerles elegir demasiado pronto entre la formación profesional y la académica es cerrarles el camino.
Por si fuera poco, los centros culturales de todo Madrid -con Ana Botella- nos suben el precio de cursos un 32 por ciento y pagan la mitad a los profesores -5 euros la hora-. Por no mencionar a los escasos  profesores de los centros de mayores, a los que están echando a través de estas bajadas humillantes, mientras insisten en que entre ellos mismos se apañen dándose clase los unos a los otros.
Parece una obviedad, pero hay que decirlo: Los poderes públicos deben respetar a los profesores, escucharlos antes de hacer una Ley y, desde luego, dejar de humillarlos con salarios indignos. Nos iría mejor a todos.

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